Por Arturo Esquivel

Chispazos 75

Historias cortas o Chispazos de memoria que llevan un contenido anecdótico y entretenido al tiempo que grafican lo que todos, a esa edad, experimentamos de una u otra forma.

1

Ubicamos nuestra mente en el viaje de Promoción en la ciudad de Arequipa y caminando por la ciudad conjuntamente con Nino y Jorge O., no pudimos dejar de observar tres ejemplares propios del Misti, a quienes sin temor alguno abordamos en plan de conquista al buen estilo de galanes limeños.

Sus nombres eran Eliana Aranibar Melgar y la segunda, Rosario Pérez. (El tercer ejemplar, también apetitoso, no recuerdo el nombre). Las tres conjuntamente caminaban con pantalones ceñidos agitando las caderas lo cual nos motivó a pedirles datos básicos para continuar indagando de ellas. Con el tiempo nos seguimos comunicando; incluso viajaron a Lima, pues una de ellas era integrante del elenco de danzas de la Universidad de Arequipa. A quien fuimos a verla en Lima en una de sus presentaciones. Recuerdo claramente que Eliana vestia un pantalón amarillo y Rosario una super minifalda que cautivó mi mirada al ver esos torneados muslos que sigilosamente pedían conocer a un seguidor de Don Bosco. Esa relación amical la conservamos buen tiempo hasta que sin saberlo se fue diluyendo pero las fotos de aquella época -en slide- para proyectarlas en la pared fueron testigos de esa aventura con lindas characatas.  

2

Posteriormente, llegamos a Puno y a más de uno nos impresionó la administradora del hotel donde nos hospedamos. Era una chica sumamente atractiva en lo fisico y en su trato como persona de esbelto cuerpo y cabello más abajo de los hombros. Siguiendo el afán aventurero esta vez decidí mandarme solo y conseguí obtener su nombre Era Mary Ann Nuñez González, con quien nos escribimos por largo tiempo via cartas. Era realmente impresionante. Ya paseando por las calles Puneñas luego decidimos comprar algunas artesanias y muchos nos decidimos adquirir un ave disecada de la zona y puesta con alambres en una balsa a manera de totora que usa la gente de la zona. Recuerdo que yo dejé mi ave de bella artesanía en el dormitorio y una noche que retornábamos al hotel luego de ingerir bebidas espirituosas con cierto grado de alcohol, algún chistoso entró al dormitorio y secuestró mi ave, amarrándola por la ventana exterior con papel higiénico y dejándola colgar hasta la calle. Tremenda fue mi sorpresa al retornar en grupo y ver un ave colgada, Riéndome y haciendo mofa; sin saber hasta que ingresé a mi habitación que el ave secuestrada era mía. No faltaron las risas del grupo, pero nunca se supo quién fue el autor de los hechos.

3

Ya en Cusco, visitando una de las ruinas, estaba estrenando unos lentes de sol estilo Ray-Ban que mi padre me dio y recomendó que los cuide. En algún momento, para una de tantas fotos grupales, dejé mis gafas en una piedra histórica y cuando regresé de la foto no ubicaba mis lentes de sol. En mi afán de cuidar con la vida mis lentes Ray-Ban decidi caminar por los alrededores y hallar mis gafas.

Sorpresivamente, veo al flaco Munaylla caminando con mis gafas; al cual, sin dudarlo, increpé reclamándole y con un intercambio de puños, simultáneamente.

Recuerdo que el padre Vacacela puso paños frios en la escena. 


4

En una de las actividades deportivas se organizó una carrera de bicicletas y la mesa de control estaba en la puerta del Politécnico frente al patio de secundaria. La competencia era pedalear por parte del colegio, pasando por el jirón Huaraz, la Basilica e ingresar por el portón principal de la avenida Brasil y gritar el número asignado para que la mesa de control marque las vueltas que dabas en un determinado tiempo. Recuerdo que yo me inscribí con el número 19.   Estando ya en pleno evento, me encontré en la calle cerca al jirón Huaraz con Jorgito Chozo, quien no estaba inscrito en el evento pero estaba con su bicicleta. Convenimos en concursar los dos con el mismo número (una trampita sana o sui generis). 

Hecho el trato , sigo pedaleando y grito mi número 19. La mesa de control me va sumando las vueltas y al rato paso Jorgito gritando a la vez mi número 19. En la siguiente vuelta, cuando estoy pasando por la mesa de control, escucho con tristeza por el parlante……."número 19 descalificado por usar dos bicicletas". La supuesta criollada de muchachos no nos permitió ganar pero sí reforzar las piernas con tanto pedalear.

5

Casi a fines del 75, se organizó una maratón de toda la Promo y creo que incluyó otros grados más. La distancia era: saliendo del aspirantado de Magdalena por el colegio Rosenthal y llegar hasta la cancha del colegio y dar una vuelta a la pista atlética.

Por aquellos tiempos ya los futuros militares estaban en forma. Partimos del punto indicado vistiendo el polo del colegio y muchos pudimos llegar a la meta con cansancio pero satisfechos. Lo curioso es que muchos que no pudieron llegar a la altura del entonces cine Brasil tomaron los buses de ruta como la linea 10 color morado y se bajaban cuadras antes para decir que compitieron sin percance. Claramente recuerdo a Carlitos Calderon, don P..,, como actor de esta travesura. Recuerdo que Herbert terminó tranquilo y siguió haciendo ejercicios en la cancha mientras el profesor de Educación Fisica, de apodo "La Vieja" controlaba a quienes llegaban a la meta.

6

Aproximadamente en tercero de secundaria, se formó un cine club, en el cual nos enseñaban cómo se hacen las películas.

En una de las sesiones recuerdo que había un enorme cilindro pintado de nubes y adelante pusieron una base que sostenía una alfombra.

Para simular que la alfombra volaba alguien hacia girar manualmente el cilindro y por juego de imágenes, más las luces del escenario, el auditorio veia “volar la alfombra”.

Cosas de la época. Si mal no recuerdo estas clases eran en un ambiente del Politécnico.

Nota de Carlos V.: El Cine Club nos permitía a los socios asistir gratis a las funciones de cine que se proyectaban en el teatro de Politécnico (el mismo en donde tenía lugar el Festival de la Canción Salesiana) Los socios teníamos un Carné amarillo.

7

Recordando al Sr. Salas, quien atendía en el kiosko del colegio, viene a mi mente el billete de cinco soles, color verde. Esa suma diaria era suficiente para pagar el pasaje escolar S/. 1.50 de ida y S/. 1.50 de vuelta y con la diferencia solíamos comprar una Twist o Bimbo más su cake o pastel de manzana.

Habian gustos diferentes,y muchos optaban por pan con palta, o pan con atún. Este kiosko tenía doble estante de atención; una parte colindaba con el patio de primaria y la otra con el patio de secundaria.

Al costado estaba la pequeña capilla donde se hacían las misas por cada salón. Y al costado del kiosko cerca a la capilla en el patio de secundaria se ubicaba una mesa de ping pong que se usaba en el primer y segundo recreo. Después de finalizar cada procesión, los "24 de Mayo" acudiamos al referido kiosko donde gratuitamente recibiamos algún alimento o golosina como los caramelos Ambrosoli a manera de premio.

Nota de Carlos V.: Además de la mesa de Ping pong cercana al kiosco (“Cantina”, como le decía el Profesor Marcos León Santa Gadea), teníamos a disposición las mesas de fulbito manual, que dispensaban las bolas previo inserto de monedas.

Después de las procesiones y de regreso al Colegio, nos obsequiaban una gaseosa personal más un queque de vainilla.

8

A propósito de procesión, ¿sabian que Fernandito J. me comentó que en días de procesión aprovechaba que su casa estaba ubicada frente al Hospital del Niño y en un descuido burlaba el control y aprovechando el homenaje al hospital se escapaba a su casa fugazmente?

Nota de FJTotalmente cierto. En aquellos entonces, me parecía totalmente intrascendente la procesión y la ceremonia y todo el boato. Creo que a partir de Segundo de Secundaria, empecé a reflexionar seriamente sobre la religión y en todo caso, sobre la religión católica y sus discrepancias.

Era mi costumbre, el día de la procesión, formar filas hasta que me tomasen asistencia en la primera cuadra de la Av. Brasil, para luego escabullirme cual sombra inesperada en la sexta cuadra. Y desaparecer sin ninguna pena ni menor sentimiento de culpabilidad. Por lo cual nunca supe que repartían golosinas después de la procesión.

Pero, para las celebraciones de los 25 años de la Promoción 75, estuve allí de punta a rabo, durante toda la procesión y ceremonia, incluida las celebraciones en el sagrado local de la UES. El significado era distinto. Simbólico esa vez. Hacia el año 2000.

9

Como recordarán cada salón tenía su brigadier, quien entre sus funciones estaba el controlar la disciplina del salón. En mi salón era Angel M., y recuerdo claramente que él se sabía los números de lista de cada alumno. La lista era por orden alfabético, según el apellido paterno. Si alguien era amonestado, Angel no escribía en la pizarra el apellido sino más bien el número de la lista que pertenecía al alumno sancionado.

Otros brigadieres, de otro salón, optaban por anotar los apellidos. Angel, por el contrario, ya desde ese entonces se visualizaba como a favor de los números. Esta particularidad la comenté en el reciente paseo de Punta Cana y pocos la recuerdan.

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¿Recuerdan el programa de Pablo de Madalengoitia denominado la pregunta por los 500 mil reales?

Había un Salesiano, de una promoción antes que nosotros que concursó y ganó con el tema inherente a la Astronomía, Para la premiación fue una delegación del colegio y ahi estuvo Daniel A.

En ese contexto me enteré recientemente que Iván M. concursó también en ese programa con el tema "El Imperio Incaico" y cuenta el mismo Iván que pasó varias etapas y llegando a las pruebas finales, el programa fue clausurado sin mayor explicación.   

Pareciera que se quisieron quedar con el rescate del inca.

Nota de Carlos V.:  El alumno Salesiano que obtuvo el Premio de los 500 mil reales es Cesar Quiroz, de la promoción 1973. Quiroz cayó en la penúltima pregunta y le cupo, como tarea de recuperación, coleccionar una cantidad fabulosa de libros, que movilizó a todo el Colegio y se consiguió superar sobradamente la cantidad de libros exigido. En la final, Quiroz respondió la pregunta de los 500 mil reales. La pregunta fue: “cuáles son los satélites de Marte?” Quiroz respondió: “Fobos y Deimos” y ganó la Final.

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Otra vivencia que pocos recuerdan es nuestra participación entre 5to. de primaria y 1ro. de secundaria ( si la mente no falla) en la obra “Capuchito Azul”.

Nos vestían con ropa colorida vistosa con malla blanca y pantalones bombachos a la altura del muslo. En el coro recuerdo claramente a Fernando Lastreto,  Pocho, y a este servidor; y el actor principal era Iván M.

Nuestro rol era en el coro: repetir cuando alguien decía "Capuchito Azul". …El coro respondía….,, "se lo comió el lobo".

Esta obra se presentó en varias funciones y era muy concurrida. En lo personal, recuerdo que la malla blanca era molestosa y una señora o señorita que servía como coordinadora nos ayudaba a vestir.

Capuchito Azul no sabía que con el tiempo sí seríamos tremendos lobos.

Ah, en el coro también estaba Ismael B.

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Otro recuerdo que viene a mi mente es de una clase, a la que aún no llegaba el profesor.

Regresaba Arturo T. de una reciente operación a un ojo. En días previos, había estado viniendo al colegio con un vendaje.

Pero justo el día en que viene sin protección y mientras se encontraba concentrado en su estudio, levanta la cabeza y un avión de papel -que acababa de hacer volar el amigo Balabarca- aterrizó en el ojo operado de Arturo T.

La ira del afectado fue tal que una de las carpetas que eran unipersonales fue lanzada al creador del fatídico avión, conllevando a una gresca en la tripulacion.

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¿Sabían ustedes que el profesor Marcos León, el del famoso drill gimnástico, era casado con una contadora japonesa?

En efecto, estando trabajando en la ex-CPT, en la Avenida Central 717, San Isidro. En el 5to. piso funcionaba el área de Contabilidad y la jefa era la señora Elva Matsuda, quien era esposa de nuestro profesor.

En más de una oportunidad lo encontré a él esperando a su esposa.   Conversamos mucho de la disciplina y quizás por las raíces de su esposa era estricto con nosotros, buscando la perfección.

Estos son chispazos anecdóticos y cosas de la vida.